Se trata de un acuerdo que permite a los miembros de la Fundación, en su mayoría propietarios de edificios realmente especiales, adentrarse en las posibilidades que el turismo de interior ofrece a sus propiedades para desarrollar eventos, diseñar magníficos hoteles, mostrar a selectos grupos de visitantes sus jardines y patrimonio, etc.
No es tanto la persecución de una alta rentabilidad, si no la de generación de unos recursos adicionales, que permitan mantener en perfecto estado unas propiedades absolutamente ídilicas por su arquitectura, interiorismo, pasiajismo e historia.