Recomiendo un apalancamiento (endeudamiento) financiero de un 50% aproximadamente ya que la rentabilidad de las instalaciones aumenta considerablemente, al aprovecharse una especie de coste de oportunidad financiera.
Un modelo de financiación óptimo sería, el 20% de recursos propios, el 50% con banco y el 30% con una subvención (la subvención puede llegar hasta el 40%).
Por otra parte a la hora de realizar el plan de negocio, me parece más adecuado no tener en consideración la subvención. No es acertado contar con ella para tomar la decisión de invertir. Si la conceden y el dinero entra en la cuenta perfecto. Pero si no, adelante con recursos propios y apoyo financiero de un inversor o bancos.
Existen además unas ventajas fiscales que aumentan el atractivo de esta inversión. Fundamentalmente en el impuesto del IVA de las inversiones. Es posible solicitar la devolución completa del IVA soportado por las compras de todos los equipos y de la mano de obra correspondiente a la instalación. Para ello, es necesaria el alta en el IAE correspondiente.
Por otro lado, podemos encontrar multitud de bonificaciones por creación de empleo en ámbito rural, lucha contra la despoblación, mujer emprendedora en el medio rural, digitalización o inversión en energías limpias, todos estos concepto y algunos más están bonificados o subvencionados.
Es fundamental tener un plan de negocio realista, que permita tener claras todas las inversiones a realizar y su correspondiente retorno.
Una de mis responsabilidades en los proyectos es realizar un asesoramiento en estrategias de financiación para proyectos rurales, conozco fórmulas, entidades, vehículos de inversión, préstamos a muy bajo interés que reducen el riesgo de la inversión y aumentan enormemente su rentabilidad.